La Alarmante Vulnerabilidad de los Adultos Mayores y la Indiferencia de las Instituciones Bancarias ante una Epidemia de Atracos Sin Respuesta
La Alarmante Vulnerabilidad de los Adultos Mayores y la Indiferencia de las Instituciones Bancarias ante una Epidemia de Atracos Sin Respuesta
Socorro Sánchez, una respetable señora de 76 años, había dedicado más de tres décadas de su vida al Servicio de Administración Tributaria del Gobierno Federal de México. Tras jubilarse, gozaba de una merecida pensión que le permitía disfrutar de su retiro con tranquilidad. Sin embargo, un fatídico día, su bienestar se vio amenazado por una pandilla de ladrones que operaba en los cajeros de Banamex en Cancún.
Después de meses de esfuerzo, Socorro decidió acudir a la sucursal Banamex de Plaza Hollywood para realizar un retiro. Lamentablemente, la fragilidad de la seguridad en los cajeros se convirtió en su perdición. Un astuto ladrón se aproximó, aprovechándose de la edad de Socorro, y logró intercambiar su tarjeta mientras le pedía amablemente que tecleara su número secreto.
El malhechor, ahora en posesión del valioso código, se dirigió rápidamente a otro cajero ubicado en Las Plazas Outlet, antes conocido como Paseo Cancún. La falta de seguridad en dicho cajero permitió que el ladrón efectuara el retiro sin obstáculos, dejando a Socorro en estado de shock y desamparo.
Esta situación no era única, ya que el cajero en el que se llevó a cabo el atraco carecía de medidas de seguridad efectivas, lo que propiciaba este tipo de incidentes con frecuencia. La dependencia encargada de atender estos casos, CONDUCEF, reportaba entre 5 y 10 quejas diarias relacionadas con robos en cajeros similares. A pesar de sus esfuerzos, las recomendaciones emitidas tanto a la institución bancaria como a las autoridades municipales no obtenían respuesta alguna.
La vulnerabilidad de los adultos mayores jubilados que recibían sus pensiones a través de Banamex se volvía cada vez más evidente. Los criminales seleccionaban conscientemente estas sucursales, sabiendo que la falta de seguridad les brindaba la oportunidad perfecta para perpetrar sus fechorías sin temor a represalias.
Socorro, decidida a recuperar su pensión, presentó un recurso ante el banco. Sin embargo, la respuesta fue desoladora: el banco argumentó que el retiro se realizó con el número secreto correcto, lavándose las manos de toda responsabilidad. La impotencia de Socorro ante esta respuesta reflejaba la indiferencia de las instituciones bancarias frente a la creciente ola de atracos que afectaba a los adultos mayores en México.
Con más de 120 casos de este tipo estimados diariamente en el país, la impunidad reinaba, y ni Banamex ni las autoridades mostraban signos de acción inmediata para abordar esta problemática. La vida tranquila de los jubilados se veía amenazada por una realidad donde la seguridad bancaria y la protección de los ciudadanos eran meras ilusiones en el país.
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